Primer día de rodaje

Las bombas nucleares fueron la primera amenaza seria a la existencia de las Islas Marshall. 67 (en palabras ¡sesenta y siete!) para ser precisos. La fusión nuclear y las bombas de fisión nuclear de los Estados Unidos detonaron en partes de “su” antiguo territorio de fideicomiso de la ONU. Muchos dicen aquí que la nueva bomba que amenaza hoy a las Islas Marshall no será menos destructiva que aquellas. Están hablando del cambio climático. No contaminará la tierra. Lo devorará.

(Texto de Viviana Uriona) Poco antes de las ocho de la mañana nos ponemos en camino a nuestro primer día de rodaje en las Islas Marshall. Nos encontramos en el atolón de Majuro. Apenas nos sentamos en el taxi comienza una fuerte lluvia tropical. El típico cartel de taxi que va en el techo está en baul. Mark está manejando.

El día anterior, le habíamos pedido a un taxista que nos recogiera a la mañana siguiente. Su reacción fue inesperada. Nos propuso que nos alquilaba el taxi por un día, pero sin él. Él dormiría y podríamos conducir el tiempo que quisiéramos. Un buen acuerdo para ambas partes. O tal vez no. Mark está cansado, maldice. “¿Qué tipo de auto es este?” El freno de mano está atascado. La palanca de cambios automática también. Al menos, el aire acondicionado funciona.

Por lo menos ahora tenemos un auto. La cálida lluvia es cada vez más fuerte y convierte la carretera principal, que recorre a Majuro de una punta a la otra en un río embravecido. Nos preguntamos si la lluvia siempre ha sido aquí tan fuerte. En Kiribati nos dijeron, que la lluvia que tanto falta por esos pagos, cae en otros pero con más intensidad.

Pasamos casas a nuestra izquierda y a nuestra derecha e inmediatamente más allá de ellas vemos el océano agitado de un lado y la tranquila laguna azul gris del otro.

Buscamos el lugar donde las personas se reunirán para la marcha por la paz en el aniversario de la explosión del “Castillo Bravo”. Fue la bomba más grande jamás detonada, una bomba de fusión que según los observadores les había hecho sentir como si la boca al infierno se hubiera abierto.

March 1 of each year, they commemorate the victims of US atomic bomb tests conducted between 1946 and 1958 in the Marshall Islands.

Con insondables 15 millones de toneladas de TNT explotó el 1 de marzo de 1954 en atolón de Bikini. La fuerza de la explosión y la expanción radiactiva golpearon violentamente a los habitantes de las islas circundantes. La gente murió, se enfermó y tuvo que abandonar sus islas de origen para siempre.
El 1 de marzo de cada año conmemoran a las víctimas de las pruebas de las bombas atómica de EE. UU. que fueron realizadas entre los a
ños 1946 y 1958 en las Islas Marshall.

A nadie le gusta estar en la calle con semejante tormenta. Las direcciones vagas que habíamos obtenido el día anterior nos llevan a especulaciones descabelladas y solo cuando cruzamos por completo el lugar por tercera vez, descubrimos una clase de una escuela, que está en camino a la conmemoración.

Seguimos el autobús escolar. Cuando llegamos, ya se encuentran concentradas varias clases de otras escuelas y una banda con instrumentos de viento y redobles esperando. También activistas y sobrevivientes de los ensayos nucleares y sus familiares están allí. La lluvia ha disminuido un poco. Comienza. Nos posicionamos con la cámara, el equipo de grabación de sonido y un paraguas en la franja que se encuentra en el medio de la calle y filmamos la marcha mientras pasa a nuestro lado. 

La marcha termina frente al edificio del parlamento en ‘town, town’, como llaman aquí al centro de la ciudad. La mayoría de los asistentes a la ceremonia son niños, acompañados por algunos maestros. En realidad, hoy es feriado escolar. Pero es como en todas partes del mundo en este planeta azul. Darse un baño por la tarde tiene su precio: participar al día de conmemoración. Se ha preparado una tarima con un atril y espacio para los invitados “importantes”. 

Los escolares encuentran espacio en tiendas adyacentes. La alcaldesa de Majuro, la embajadora de los Estados Unidos, un representante de la ONG “Movimiento libre de armas nucleares”, un representante de los cuatro atolones afectados y la presidenta de las Islas Marshall Hilda Heine dan sus respectivos discursos. En el medio, una banda de ukelele toca música tradicional.

Una y otra vez nuestra cámara se apaga. Desde que las nubes de lluvia se han vuelto más delgadas y un sol ecuatorial calienta el equipo a través de las nubes grises restantes, la Canon llega rápidamente a su límite. Pensamos que tendremos que comprar una nevera para enfriar la cámara para cuando la utilicemos. Pero aún no lo tenemos. Mark solo puede grabar entre unos cuatro minutos y unos veinte segundos, antes de que el apagado automático de emergencia se ponga en acción. Mark se concentra en lo más importante, maldice de cuando en cuando pero sigue filmando en cuanto la cámara se lo permite.

Apartada a un costado del escenario oficial desde donde los oradores importantes hablan, se encuentra sentada una mujer triste que ha estado sosteniendo una foto durante mucho tiempo. Sus brazos ya están temblando. Pero ella no cede. Es importante que todas las personas vean la imagen. También nuestra cámara. Mark asiente con la cabeza a la mujer y susurra las palabras con sus labios “¿Puedo?”. Ella asiente. La foto muestra a Lemeyo Abon.

Lemeyo Abon fue una de las últimas sobrevivientes de las pruebas de la bomba nuclear, murió poco antes de la ceremonia el 19 de febrero a la edad de 77 años. De niña, fue testigo de la explosión del “Castle Bravo” en la isla Rongelap, a solo 200 km del atolón Bikini.

“Cuando tenía 13 años, la bomba de hidrógeno Bravo explotó en la isla próxima isla. Era temprano en la mañana y nos encontrábamos preparando el desayuno fuera de la casa. De repente, una luz deslumbrante iluminó la zona y el cielo se volvió rápidamente rojo. Oímos un sonido muy fuerte, “BOOM!”, Y el suelo comenzó a temblar violentamente. El techo se voló y una cantidad de árboles de coco se cayeron. Tuve miedo”. recuerda Lemeyo en el libro de Hanyuda Yuki ‘Longing for My Home Island’.

El libro cuenta la historia de su vida, como símbolo de toda una generación. Ella misma se enfermó de la radiación nuclear, experimentó la reubicación en Kwajalein y el regreso fallido a Rongelap, porque, contrariamente a las previsiones de los Estados Unidos, las islas están contaminadas hasta hoy y, por lo tanto, son inhabitables. En realidad, porque a pesar de la radioactividad, algunas personas viven allí de nuevo. Lemeyo habló con medios de prensa internacionales, viajó a reuniones de la ONU para hablar sobre los efectos de las pruebas nucleares.

Lemeyo acusa a los Estados Unidos de utilizar a los isleños como conejillos de indias para estudiar el efecto de la radiación nuclear en los cuerpos humanos. Ella ha trabajado incansablemente para asegurar que la historia de la gente de las Islas Marshall no sea olvidada en todo el mundo. Hoy, en el 64 aniversario de la explosión del Castle Bravo tendrá lugar su funeral en círculo familiar.

Entre tanto, las nubes han desaparecido por completo y el sol golpea sin piedad en la plaza frente al parlamento. Hace calor. Mucho calor. Inimaginablemente caluroso desde una vista europea. Los escolares algo impacientes sostienen globos blancos en sus manos, y de vez en cuando uno de ellos se eleva en el cielo. Demasiado temprano. Lo dejó volar. No prestó atención. Pero luego llega el momento. Al final de la conmemoración los niños pueden soltar sus globos. El ahora brillante cielo azul se llena de puntos blancos. La multitud se disipa. Ha finalizado.

Para nosotros el día no ha terminado todavía. Vamos al encuentro con Alson, un ciudadano del atalón de la isla Bikini. Lo que nos dijo, fue muy conmovedor y les contaremos al respecto en nuestra próxima publicación.

Actualización: De hecho, de alguna manera nunca escribimos esta «próxima publicación». Pero nos encontraríamos con Alson más a menudo más tarde. Ha habido varias entrevistas con él y también puedes verlo en el trailer de «One Word«.

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