El 4 de Enero del 2018 llegó nuestro pequeño grupo de trabajo del proyecto Kiribati al aeropuerto también pequeño de Tarawa. Luego de un viaje de 3 días llegábamos por fín.
Mientras la máquina aún se encontraba en el aire, aplastábamos nuestras narices a las ventanillas.
En medio del mar Pacífico sin fronteras, de un color turquesa indescriptible y que desde horas sobrevolábamos se pudo ver de pronto un poco de tierra. En forma redonda se iba ordenando una pequeña formación de archipíelagos provenientes de una caldera que en tiempos remotos perteneció a un volcán. Inimaginable que allí abajo hubiera lugar para aterrizar el avión. Pero sí lo había y aterrizamos con bastante ruido por así decirlo. El calor ardiente atravesó las puertas recien abiertas. Luego de haber cruzado a pie la pista de aterrizaje y de haber llegamos frente a la barra que cumplía el papel de ingreso o no a Kiribati, comenzaron los jóvenes empleados de migraciones a hablar por teléfono. Desde la oficina del presidente se comunicaba: „manden a todos de regreso a Fiji.“ ¿Qué había pasado?
(Texto de Mark Uriona) Ya a comienzos del año 2017 habíamos enviado los papeles correspondientes a nuestro trabajo.
La oficina presidencial nos habia remitido una “Clearance“, en la que se recomendaba a cualquier persona de las Islas apoyar nuestro trabajo. Con esa base de una carta tan amigable, conseguimos dinero para el proyecto, recibimos el apoyo del ministerio del exterior de Alemania y del consulado de Kiribati, compramos el equipo, compramos los pasajes de vuelo y presentamos los papeles a la oficina de migraciones de la República de Kiribati para recibir la visa de trabajo por 10 meses.
Unos días antes de navidad nos informa el Ministerio por correo electrónico que nuestro ”Clearence“ era válida solo para tres de cuatro de las personas de nuestro grupo (entre tanto se había sumado a nuestro grupo Christina y eso lo habíamos comunicado a las autoridades correspondientes) y que por esa razón las visas para nosotros se volvían imposible. Ante esa situación le pedimos a la oficina presidencial que nos cambiara la “Clearance“. La reacción a nuestro pedido fue la información que la “Clearence“ también habia sido abolida. Nos enteramos por amigos/as de Kiribati que la política del gobierno actual había cambiado. Luego de una cantidad suficiente de malas experiencias con creadores cinematrográficos extranjeros, se le pidió al ministerio de justicia trabajara una nueva ordenanza para la acreditación en ese ámbito de trabajo. Situación que puede tomar su tiempo.
¿Qué hacer? Nuestros vuelos ya habían sido comprados. Nuestros departamentos subalquilados o dados de baja. Las vacaciones no pagas del antiguo puesto de trabajo de Claudia ya habian comenzado y solo durarían 10 meses.
Así que volamos. Amigos, que mas tarde encontraríamos en Tarawa, nos confirmaron, que ese fue el único camino correcto ha seguir. El lema es “Vé y habla con la gente. Nadie se convencera atravéz de un correo electrónico. Pero todos te escucharán, cuando estés delante de ellos.“
Y sí, volamos: doce horas desde Düsseldorf a Singapore. Luego de ocho horas de espera casi la misma cantidad de horas de Singapore a Fiji y desde allí tres horas ha Tarawa y casi la misma cantidad de regreso a Fiji, si es que nos hubieran deportado.
El joven empleado de migraciones lucia incómodo con la orden de la oficina presidencial. Nos miraban preocupados y discutian entre ellos de manera agitada. Le trajeron agua fresca a Maira (4 años) y siempre había una llamada telefónica de por medio. Siempre. Hasta que repente se nos comunicó que nos podíamos quedar pero que al día siguiente teníamos que presentarnos todos a las 10 hs. en punto en la oficina de migraciones. Con quién hablaron y quién nos habrá protegido, es algo que hasta el día de hoy no sabemos.
Amigos de Kiribati esperaron pacientes dos horas delante del aeropuerto bajo un calor ardiente. En Konvoi nos transportaron atravez de un día resplandeciente hasta la casa que alquilamos y que nos esperaba a la sombra de las palmeras de cocos. Todo el viaje hicieron chistes y rieron mucho. Acababamos de aprender la primera lección importantísima: paciencia. La segunda lección acá sería también la última: Es importante que nos manejemos con respeto y de forma amigable. Así será también como se comportaran con nosotros.
Armados con esas dos lecciones fuimos al día siguiente a la oficina de migraciones y así lográbamos un paso más. Nos podíamos quedar- como turistas, hasta que nuestro permiso de trabajo fuera descidido.
Y así es que estamos obligados ha hacer vacaciones en el paraiso. Cosa que en realidad era el plan. Cuando Maria desde la producción nos mandaba de viaje, nos decía: “utilicen el primer mes para llegar. Se tienen que aclimatizar no solo a las temperaturas sinó también a las costumbres. Hablen con gente. Averigüen que necesitan y quienes tendrían interes en participar de los talleres. Tejan red. Encuentren amigos/amigas en esta ruta.“
Y eso es lo que hacemos en estos días. Y nos llena de emosión ver y refleccionar con cuanta amistad y disposición de ayuda nos encontramos en cada charla que cada uno/a de nosotros hace día a día. Algunas «fotos de vacaciones» e «historias de vacaciones» que he puesto en mi blog de fotos para usted: ¡Haga clic aquí! Lo mantendremos informado sobre cómo progresan las cosas.